Además, el agua de mar artificial puede ser enriquecida con minerales y nutrientes esenciales, lo que fomenta la salud general y la resistencia de los peces. Un sistema inmunológico saludable reduce el riesgo de infecciones, lo que a su vez disminuye la necesidad de tratamientos antibióticos. Al mantener una calidad óptima del agua y peces más saludables, se reduce significativamente el uso de antibióticos, lo que ayuda a frenar el desarrollo de bacterias resistentes a estos medicamentos.
El uso de agua de mar artificial también favorece la seguridad alimentaria al minimizar el riesgo de contaminación por antibióticos en los productos pesqueros. Los residuos de antibióticos en los peces y mariscos pueden representar un peligro para los consumidores. Al reducir la necesidad de antibióticos mediante una mejor gestión de la calidad del agua, disminuye la probabilidad de residuos de antibióticos en los productos, mejorando así la seguridad alimentaria.
En conclusión, el agua de mar artificial representa una solución prometedora para reducir la resistencia a los antibióticos y mejorar la seguridad alimentaria en el sector pesquero. Al promover peces más saludables y reducir el uso de antibióticos, esta tecnología puede ayudar a abordar algunos de los desafíos más importantes de la acuicultura actual.